01 octubre 2010

¿Democracia? Hay sangre en nuestras manos...

Nota de opinión escrita por mi amigo Germán Maldonado Cisneros

Jamás estaré de acuerdo con lo que hizo la policía nacional el día de ayer; nunca justificaré la fuerza como medio de expresión de los deseos y necesidades, pero puedo entender que el odio sembrado, la división clasista en nuestro país, la guerra a todas las instituciones, y el paternalismo exagerado iba a tener efectos nefastos.

Ayer volví a oír que "lo que hemos ganado en las urnas nos lo quieren quitar por la fuerza", pero la democracia no es solo ganar elecciones: es un juego en el que participamos TODOS del poder. Es un espacio de debate en el que no hay verdades absolutas, en el que la mayoría y la minoría se escuchan mutuamente y llegan a consensos. En el que la legalidad se gana y el respeto se construye. En el que la institución y la ley son primordiales; en el que el gobernante sabe que no tiene poder en sí mismo, sino un poder delegado por la mayoría. La democracia es un equilibrio de poderes establecidos y la independencia de los mismos entre sí: la democracia es transparencia en la búsqueda de bienestar porque oye a los mandantes, porque acoge los deseos de todos.

Este espíritu democrático necesita un líder que es el primer servidor de los mandantes, del pueblo: el presidente. No se puede hacer democracia en un medio en el que todas las opiniones son estúpidas y solo hay una versión de la verdad; no es posible la democracia cuando se irrespetan los sustentos legales y acuerdos establecidos por el diálogo de muchos. NO es imaginable la democracia en un medio que no se respetan ni la Constitución ni las leyes y no impera el bien común.

Desde antes, yo no creo en la democracia en América Latina. Creo que nunca la hemos vivido. La democracia es un sistema válido para pueblos educados, instruidos y que saben lo que hacen y quieren. NO es un sistema para pueblos pobres e ignorantes que eligen a megalómanos carismáticos, que son capaces de enfrentar a hermanos entre sí para elevar sus ideales a niveles demenciales. La democracia no es una ideología y no puede vivir con gente movida por la ceguera internalizada de ideas de otros (ZIzek), sin reflexión ni argumentación.

Hay sangre en las manos de todos los implicados en la batalla de ayer a pocos metros de mi casa: el presidente que fue a caldear los ánimos con su discurso mal educado y caprichoso; de los policías y militares por irrespetar las instancias democráticas (acalladas y disminuidas, pero único camino); de los ministros de estado instigando a “la defensa democrática” como si fuese una pelea callejera; de los ciudadanos que llevaron palos y piedras a un hospital y defender a su dador de prebendas; de la gente que se congrego en la plaza de la Independencia a bailar y festejar mientras habia muertos en los caminos de Quito; del canal estatal que secuestro la comunicación durante varias horas; de toda la gente que repitió una mentira hasta convertirla en la verdad oficial (una revuelta mal manejada convertida en un intento de golpe de estado organizada por la derecha, la oposición, osea todos los demás "malos" que no creen en la verdad unica verde) y DE NOSOTROS, SI NO ACTUAMOS COMO CIUDADANOS QUE AMAMOS ESTE PAÍS.

No al perdón y no al olvido, pero que se sancione a todos. Desde el presidente que tenemos, que provoca la guerra e incita a la destrucción y la muerte hasta los que se niegan a cambiar y ver que o salvamos al estado y construimos algo, o el Ecuador volverá a perder.

Hagamos propuestas viables: seamos creativos y busquemos alternativas a la situación que vive el país. Denme fe en la democracia.

German