13 julio 2010

Cuando la naturaleza salva tu vida



por Carolyn Langlie-Lesnik para mongabay.com
Si alguien salva tu vida, quieres expresar tu gratitud como puedas – un gesto, un "gracias", o de alguna manera regresando el favor. Sin embargo, cuando debes tu vida a una planta que se encuentra a miles de kilómetros, esta labor se vuelve más difícil.

Como enfermera, he sabido por años que muchas de las medicinas que salvan vidas vienen de plantas y animales encontrados alrededor del mundo. Pero nunca pensé que un día yo tendría que confiar en la corteza de un raro árbol Asiático para sobrevivir.

Nueva años atrás, me diagnosticaron con cáncer del apéndice y me dijeron que solo tenía unos meses de vida. Siendo la madre de dos hijas pequeñas, no podia aceptar ese futuro. Afortunadamente, encontré un doctor que me pudo ayudar, y me realizaron una cirugía abdominal y varios meses de quimioterapia.

Ahora estoy libre de cáncer, en gran parte debido al irinotecan. Esta droga ayuda a bloquear el crecimiento de las células cancerosas. El irinotecan se deriva de un árbol con vainas en forma de banana encontrado solo en China y Tibet y llamado El Árbol Chino de la Felicidad. Sin embargo, este árbol y muchos otros que son potencialmente la fuente de futuros tratamientos están en peligro y podrían desaparecer para siempre.


He vivido muchos años más allá de la esperanza de vida que me dieron y muchas otras personas viven ahora saludables debido a otras medicinas – desde aquellas que ayudan a bajar el colesterol hasta las que son usadas en contra de la malaria – originalmente derivadas de fuentes naturales.

Lastimosamente, a lo largo del planeta, las áreas silvestres que dan cobijo a plantas y animales que podrían ser las futuras fuentes de numerosas medicinas, están desapareciendo rápidamente. La tala de un bosque en un remoto lugar de la Tierra podría tener consecuencias de vida-o-muerte en personas aquí en nuestro país.

Las plantas no se pueden mover para escapar del peligro, así que usan complejos arsenales químicos para protegerse de insectos, enfermedades y otros peligros. Y muchos de estos compuestos químicos tienen el potencial de proteger no solo a las plantas sino también a nosotros. De hecho, más de la mitad de todos los nuevos medicamente que han sido desarrollados en los últimos 25 años, y el 70 por ciento de los medicamentos usados actualmente para tratar el cáncer, se derivan de la naturaleza.

Para crear la nueva droga contra el VIH, stratin, los científicos extrajeron compuestos químicos de una planta tropical encontrada en Samoa Occidental. Las drogas vinblastine y vincristine, que se usan para tratar la leucemia y el linfoma, se derivan de la Vinca de Madagascar, y hay cientos de otros ejemplos.

Catharanthus roseus white CC-BY-SA.jpg
Las medicinas también provienen de muchas especies de animales, muchos al borde de la extinción. La droga contra la diabetes, exenatide (más comúnmente conocida como "Byetta"), fue sintetizada de un compuesto encontrado en la saliva del monstruo de Gila, una lagartija que se encuentra en peligro de extinción que vive desde Estados Unidos hasta Guatemala. Los pacientes que han tenido trasplantes de corazón frecuentemente toman isinopril, el cual se deriva del veneno de una víbora Brasileña.

En 40 años, sin embargo, los hábitat de estas plantas y animales habrán desaparecido. Cada año se pierden 32 millones de acres de bosque cada año – un área equivalente al estado de Louisiana. Se estima que dos tercios de todas las especies podrían verse amenazados de extinción hacia el fin de este siglo. Sin embargo, los investigadores han tenido la oportunidad de evaluar solo 1% de las plantas de los bosques tropicales en busca de compuestos orgánicos que puedan ser beneficiosos para la especie humana. Si no actuamos pronto, las fuentes naturales de las curas del cáncer, la artritis, el VIH, la diabetes, las enfermedades cardíacas e innumerables otras enfermedades, se pueden perder para siempre.

La mayoría de las especies del planeta viven en las naciones más pobres y esa es la razón por la que yo junto a a otros sobrevivientes del cáncer viajamos hacia Washington para dar apoyo a los esfuerzos del Congreso de Estados Unidos por la conservación de los ambientes naturales en todo el planeta. Gracias a esto se estableció el Global Conservation Act que establece una estrategia nacional que ayudará al gobierno a preservar las áreas naturales en los países en desarrollo.

Estoy agradecida con el Árbol Chino de la Felicidad, que ayudo a salvar mi vida y me permitió ver crecer a mis dos hijas. Con una plegaria por la naturaleza, esta es mi forma de decirle “gracias”.

Carolyn Langlie-Lesnik es una enfermera registrada, editor del "The Appendix Cancer Connection". Recide en el estado de Indiana, Estados Unidos, y trabaja con sobrevivientes del cáncar, que al igual que ella, promueven los lazos entre la conservación de la naturaleza.

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