Un equipo de investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados en colaboración con científicos del Centre National de la Recherche Scientifique-Muséum National d'Histoire Naturelle de París y científicos de Menorca, han publicado recientemente en la revista Comptes Rendus Palevol el hallazgo de la serpiente fósil del género Vipera de mayor tamaño conocido hasta la fecha en Europa.
El descubrimiento, que tuvo lugar en el yacimiento fosilífero del Caló d'en Rafelino en el municipio de Manacor (Mallorca), permitió la obtención de un importante conjunto de restos fósiles de vertebrados terrestres, entre los que destacan vértebras de este vipérido de gran tamaño que ha sido atribuido a una víbora (Vipera sp.) del complejo de especies orientales.
A pesar de que el registro fósil de estas víboras es abundante en el Neógeno del continente europeo (aproximadamente entre -20 y -2.6 millones de años), el grupo desapareció en Europa occidental. Estas víboras poseen una morfología vertebral diferente y un mayor tamaño corporal que las víboras actuales europeas. La longitud del cuerpo vertebral de una de las vértebras estudiadas es de 12.7 milímetros y representa la mayor dimensión conocida hasta la fecha para una víbora en Europa. Dicha longitud del cuerpo vertebral hace suponer una longitud corporal del individuo superior a los 2 metros.
Desde el punto de vista trófico, la Vipera del Caló d'en Rafelino debe ser considerada como el mayor depredador conocido en la isla de Mallorca durante el Plioceno inferior. El gran tamaño de esta Vipera se ha interpretado como una adquisición en la que entrarían en juego la plasticidad adaptativa de la especie (expresada con un aumento de tamaño) y el consumo de presas de mayor tamaño que en el continente.
Al mismo tiempo, cabe señalar que se trata del único representante de este complejo de víboras conocido en las islas del Mediterráneo occidental. Su hallazgo contribuye al estudio de las primeras faunas que llegaron al archipiélago balear durante la crisis del Mesiniense en el Mediterráneo (hace 5,6-5,32 millones de años), aprovechando la desecación del mar Mediterráneo y la consiguiente formación de puentes de tierra entre los continentes adyacentes y las islas.
La investigación ha sido encabezada por el doctor Salvador Bailon del UMR 7209-7149 (CNRS-MNHN), con la participación de los doctores del CSIC Pere Bover y Josep Antoni Alcover (Departamento de Biodiversidad y Conservación, IMEDEA, CSIC-UIB) y del doctor Josep Quintana, de Ciutadella (Menorca).
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